martes, 16 de abril de 2024

¿Sabías que los cocodrilos guardan a sus bebés adentro de sus mandíbulas?

Mi madre no dejaba que nadie entrara en su mandíbula, sólo yo entraba, su becerra de lodo. Y resbalé por su garganta. Y rasgué su estómago. Una hija nunca se da cuenta de que algún día le tocará ser la madre de la mandíbula. Pero tú eres como mi hija porque eres mi alumna. Me hago responsable de todo el daño que causas. Ábrete bien. Vamos juntas a apagar las luces para que aparezca el Dios Blanco de tu mente. La inmensa verdad de la nada. Lo sabes ¿no? Claro que sí. Claro que lo sabes. Sabes que las niñas que imaginan demasiado terminan enfermas, pero ahora vas a aprender algo importante. Ponte contenta. Este es el color del miedo. Blanco de la leche. Blanco de la muerte. Cráneo nevado de Dios. Bienvenida a la mandíbula volcánica de mi casa. Entremos.

(Mónica Ojeda. Mandíbula. Barcelona, Candaya, 2022, 7ª edición)

Te va a costar mucho, pero lo vas a hacer.

Te va a costar mucho, pero yo te voy a enseñar.

Sólo tienes que escucharme.

Sólo tienes que entrar en el miedo.

miércoles, 3 de abril de 2024

Imprescindible, un libro entre libros


Esa curiosidad omnímoda que es la característica central de los grandes amantes de la vida: los que ven la unión invisible debajo de lo diverso.

(Juan Forn. Yo recordaré por ustedes. Prólogo de Mariana Enríquez. Barcelona, Seix Barral, 2023)

viernes, 29 de marzo de 2024

Cristo en la cruz

 

Cristo en la cruz. Los pies tocan la tierra.

Los tres maderos son de igual altura.

Cristo no está en el medio. Es el tercero.

La negra barba pende sobre el pecho.

El rostro no es el rostro de las láminas.

Es áspero y judío. No lo veo

y seguiré buscándolo hasta el día

último de mis pasos por la tierra.

El hombre quebrantado sufre y calla.

La corona de espinas lo lastima.

No lo alcanza la befa de la plebe

que ha visto su agonía tantas veces.

La suya o la de otro. Da lo mismo.

Cristo en la cruz. Desordenadamente

piensa en el reino que tal vez lo espera,

piensa en una mujer que no fue suya.

No le está dado ver la teología,

la indescifrable Trinidad, los gnósticos,

las catedrales, la navaja de Occam,

la púrpura, la mitra, la liturgia,

la conversión de Guthrum por la espada,

la Inquisición, la sangre de los mártires,

las atroces Cruzadas, Juana de Arco,

el Vaticano que bendice ejércitos.

Sabe que no es un dios y que es un hombre

que muere con el día. No le importa.

Le importa el duro hierro de los clavos.

No es un romano. No es un griego. Gime.

Nos ha dejado espléndidas metáforas

y una doctrina del perdón que puede

anular el pasado. (Esa sentencia

la escribió un irlandés en una cárcel.)

El alma busca el fin, apresurada.

Ha oscurecido un poco. Ya se ha muerto.

Anda una mosca por la carne quieta.

¿De qué puede servirme que aquel hombre

haya sufrido, si yo sufro ahora?

(Jorge Luis Borges. Los conjurados, Madrid, Alianza Editorial, 1985. En la imagen, reproducción del “Cristo crucificado” de Velázquez, hacia 1632, Museo del Prado)

domingo, 24 de marzo de 2024

Seguir viviendo

El suicidio más apropiado para mí es, por lo visto, la vida.

(Imre Kertész. Diario de la galera.

Traducción de Adan Kovacsics.

Barcelona, El Acantilado, 2004)

miércoles, 20 de marzo de 2024

Solo


Y yo sólo deseo salvar mi claridad,
sonreír a la luz de cada nuevo día,
mostrar mi firme horror a todo lo que muere.

(Antonio Colinas. Sepulcro en Tarquinia. Barcelona, Lumen, 1976)

martes, 19 de marzo de 2024

La canción del tiempo

¿Qué es la voz? La pérdida es. ¿Qué es la voz? La falta es. ¿Qué es la voz? El abandono es. ¿Qué es la voz? La tristeza es. Una voz nueva y celeste nace del corazón. Es una voz que abre el sexo de la montaña con su viejo canto. Canta ella el gran poema del sol, canto el poema de la sangre y el canto dice: tenemos miedo porque amamos, tenemos miedo porque vulnerables somos, tenemos miedo porque vamos a morir. ¿Qué es la voz? El parto es. ¿Qué es la voz? La ternura es. Chamanes eléctricos cabalgan tormentas en la cordillera. Cabalgan rayos, cabalgan truenos. Hay una voz que canta desde el interior la vieja canción del tiempo y el canto dice: el cuerpo es una fiesta que se arma sobre el duelo. El canto canta: el miedo es bello porque amamos, porque vulnerables somos, porque vamos a morir. Canta el tiempo la gran canción del cuerpo. El poema del sol tiembla desde el fondo del agua: la vida acuática es breve, ay, pero las montañas eternas son. Entra la voz del agua en el sexo abierto de las montañas. Entra lo pequeño en lo gigante, lo fugaz en lo eterno. La fuerza es la voz que dice: escúchame, traigo vivo al animal del tiempo. Un canto antiguo es. Un canto de garra. Escúchame: la voz oscura es, pero resplandece. Escúchame: estar a salvo no es vivir. ¿Qué es la voz? El miedo es. ¿Qué es la voz? La pasión es. ¿Qué es la voz? La fiesta del sol es.

(Mónica Ojeda. Chamanes eléctricos en la fiesta del sol

Barcelona, Penguin Random House, 2024)

Las palabras que son pronunciadas violentan la divinidad del silencio.

Las palabras escritas la protegen.

miércoles, 13 de marzo de 2024

Dizz

Yo estaba enamorada con una entrega que mis amigos juzgaban tóxica y romántica, e insistían en que pensara en mí y lo dejara, pero ahora, después de tantos años, después de ese funeral horrible y las cenizas que tiramos en Bass Rock Beach, ahora mismo lo recordaba con el pelo como un halo angelical y los dedos anchos que me tocaban con una delicadeza que no existe más, que se fue con él, con los gestos de atención y lengua entre los labios que hacía cuando usaba auriculares, cómo me compraba el lápiz labial rojo que a mí me gustaba, y esa noche que se dejó bañar hasta en los rincones más íntimos y me pidió que entrara con él en la bañera y susurró necesitamos un milagro y lloramos juntos, el agua salada de lágrimas y sucia de quién sabe qué, y nos fuimos a la cama y nos dormimos abrazados, y a la mañana siguiente él se despertó hecho una fiera y una vez más le busqué la enorme vena del brazo, una vena invencible bajo la piel pecosa, y le inyecté lo que quedaba y salió a buscar más dolor y más muerte y no volví a verlo nunca más, se perdió por ahí y apareció muerto en la calle semanas después.

(Mariana Enríquez. Un lugar soleado para gente sombría. Barcelona, Anagrama, 2024)

Me hundiré en el horror abismal de la locura y la muerte, o caminaré sobre el amanecer. 

(Marjorie Cameron)

lunes, 4 de marzo de 2024

Aquel destello ciego de luz


Se sentaron en la misma mesa que Heisenberg había ocupado aquella noche. Bohr pidió dos cervezas, que saborearon lentamente, y luego dos más, que bebieron de un trago. Durante la tercera, Heisenberg le confesó todo lo que había sucedido allí; le habló del desconocido que lo había drogado, de su miedo, del frasco sobre la mesa, de las manos de oso de aquel extraño y del fulgor en la hoja de su cuchillo; le describió el amargor del brebaje verde, las historias que el hombre le había contado, su arranque de emoción incontenible y su escape cobarde; le habló del frío que hacía afuera, de la hermosura de sus alucinaciones, las raíces pulsantes de los árboles, el baile de las luciérnagas, la pequeña luz que había cobijado entre sus palmas y la sombra gigantesca que le persiguió hasta la universidad. Le habló de todo aquello y de su vida en las semanas posteriores, lo que sentía que se venía por delante, la tormenta de ideas que se había desatado en su cabeza y el entusiasmo incontenible que se había apoderado de él desde aquella noche; pero por una extraña razón que no supo explicarse, y que tampoco hubiera podido explicarle a Bohr, ya que no lo comprendería sino décadas más tarde, no fue capaz de confesar su visión del bebé muerto a sus pies, ni de las miles de figuras que lo habían rodeado en el bosque, como si quisieran advertirle algo, carbonizadas en un instante por aquel destello ciego de luz.

(Benjamín Labatut. Un verdor terrible. Barcelona, Anagrama, 2020)

Sólo una visión de conjunto, como la de un santo, un loco o un místico, nos permitirá descifrar la forma en que está organizado el universo. 

(Karl Schwarzschild)

jueves, 29 de febrero de 2024

Todo hombre mata lo que ama


Cada hombre mata lo que ama;

algunos con una mirada amarga;

otros, con dulces palabras;

el cobarde con un beso;

el valiente con la espada.


(Oscar Wilde, Balada de la cárcel de Reading, 19 de mayo de 1897)

martes, 20 de febrero de 2024

MANIAC

Antes de caer en el silencio y negarse a hablar incluso con su familia y amigos, le preguntaron a von Neumann qué sería necesario para que una computadora, o algún otro tipo de entidad mecánica, empezara a pensar y a comportarse como un ser humano.

Se tomó mucho tiempo antes de contestar, en una voz más suave que un suspiro.

Dijo que tendría que crecer, no ser construida.

Dijo que tendría que dominar el lenguaje, para leer, escribir y hablar.

Y dijo que tendría que jugar, como un niño.

(Benjamín Labatut. MANIAC. Barcelona, Anagrama, 2023)

Insistes en que hay cosas que las máquinas no pueden hacer. Si tú me dices qué es lo que no pueden hacer, yo siempre seré capaz de construir una máquina que haga exactamente eso. 

(John von Neumann)